Aquí les presentamos una serie de mitos y leyendas escritos por los alumnos de Primer Año. Espero que los disfruten. Agradezco especialmente a los alumnos de Primero E, que ayudaron a tipearlos.
JUEGO SINIESTRO
Hace unos años en
Sampetesburgo, Rusia, un joven tenía el vicio de las apuestas. Pero como no
tenía mucho dinero, recurría a los préstamos. Luego de cuatro o cinco semanas
de haber pedido su último préstamo y no pagar sus deudas, lo fueron a buscar…
Él desesperado… con miedo a morir por no tener el dinero que le exigían,
decidió llamar a su amigo Iván. Cuando éste acudió al lugar donde se encontraba
el joven apostador, ya era tarde: lo encontró con la cara desfigurada, repleta
de sangre y ya sin pulso. Con el alma vacía, había perdido su última apuesta…
Pasaron unas cuantas semanas e Iván no había dicho ni
una sola palabra de lo sucedido. El cadáver putrefacto y oloroso se levantaba
como un muerto viviente. El zombi empezó a caminar y, poco a poco, a razonar.
Llamó a su amigo y con mucha dificultad le dijo: “Ven a mi casa lo más rápido
posible”. Iván, asustado y al mismo tiempo intrigado por saber que pasaba, fue
a encontrarse con él. Luego de conversar un largo rato, comenzaron a planear la
estrategia para venganza. Observaban bien al enemigo… hasta que llegó el
momento del ataque. Luego de dos horas de intensos tiroteos, Iván y el zombi al
fin salieron vivos… en realidad, casi vivos.
El zombi por segunda vez, con
su venganza cumplida se despide de Iván, quien creyó que por fin había muerto,
tranquilo y sin vida definitivamente… Pero dicen en aquel lugar que todas las
noches aparece, ofreciendo siniestras apuestas a los caminantes.
LA LEYENDA DEL PICAFLOR
Hace muchos años existía una
aldea una aldea, ubicada en el centro de la Selva Misionera,
donde vivía el joven THORU. Se lo conocía por su experiencia y virtudes en la
conquista de mujeres. Era un joven muy alto, fornido y muy encantador, tanto
que todas las mujeres lo querían como amante, y él nunca se echaba atrás. La
noche era su aliada, en ella él recorría hasta más de tres chozas dejando
conformes a sus amantes. Pero cierto día Thoru se enamoró muy profundamente de
una mujer que estaba casada con el cacique de la tribu. Y ella también se
enamoró de él. Era tanto su amor por ella que dejó de visitar las otras chozas.
Ellos trataban de estar todo el tiempo juntos, pero siempre a escondidas.
Un día el cacique sintió
rumores de las andanzas de Thoru con su esposa. Desde entonces la vigilaba todo
el tiempo, no la dejaba ni a sol ni a sombra. Para evitar el peligro de ser
vistos, los amantes se encontraron una noche a las orillas del Rio
Carhuaz. En un inesperado momento
apareció el cacique, quien los descubrió y, sin vacilar, reaccionó de una forma
violenta arrojando su lanza contra Thoru, pero sin darse cuenta que caería en
el corazón de su esposa. Thoru se desvaneció en lágrimas cayendo arrodillado de
pena. El cacique aprovechó ese momento para atarle las manos como un
prisionero.
Al día siguiente el cacique,
envenenado de ira, dio muerte a Thoru ahorcándolo en un árbol. El cacique se
fue del lugar para que se muera solitario. En ese instante, empezaron a salir destellos de luz de su cuerpo,
desvaneciéndolo y apareciendo en su lugar un pájaro hermoso, con muchos colores
y pequeño. Este fue el primer Picaflor.
MANFRED, EL HÉROE
Hace mucho, en la época de mis abuelos,
Manfred era un héroe muy fuerte que arriesgaba su vida para salvar personas.
Tenía dos vidas: la de un héroe y la de una persona normal. Cuando era niño sus
padres fueron asesinados por tener deudas con la mafia, quien los mató enfrente
de su casa.
Desde entonces se convirtió en un héroe.
Tenía súper fuerza y el poder de
volar. Cuando presentía peligro de
inmediato se transformaba y salía rapidísimo a cumplir con su misión: salvar a
los ciudadanos de Witwinwik. Para poder hacer que la ciudad y los ciudadanos no
estuvieran en peligro, debía luchar contra Renegando, quien siempre ocasionaba
disturbios y caos en la ciudad; pero su gran objetivo era matarlo para vengar a
sus padres.
Cierto día algo extraño cayó del cielo y luego empezó a transformarse en un gran
monstruo. Desgraciadamente él no pudo derrotarlo y murió en el acto. Todos los
ciudadanos comenzaron a llorar mientras sus enemigos se alegraban y reían.
Pero, en ese momento, Manfred se convirtió en la estatua de un tigre, que
cuando el mal asechaba, se convertía en un tigre real y así siguió defendiendo
a su pueblo de cualquier mal.
El encuentro de los hermanos
Hace millones de años nacieron dos hermanos
gemelos. A uno los llamaron Androber y al otro “JR”. A Androber no lo querían porque era feo, tenía cara de
deforme y un brazo más largo que el otro. Sus padres decidieron mandarlo a otro
planeta, haciendo un ritual para invocar la ayuda del dios Ezfratupi. Androber
fue creciendo solitario. Después de muchos años, un día se encontró al dios y
le pidió si le podía mostrar su pasado. El monstruoso Androber vio lo que le
habían hecho y decidió volver a la Tierra. Cuando llegó, supo que su hermano JR era
un héroe en la Tierra. JR
de repente vio a un monstro que estaba matando a sus padres. Era Androber,
quien al ver a su hermano y le lanzó una roca. Pero JR le cortó el brazo con su
cuchillo y luego la cabeza. Así, Androber murió. Pero inmediatamente luego de
su muerte, Ezfratupi provocó un terremoto que destruyó todo el mundo. El único
sobreviviente fue JR, quien reconstruyó todo el mundo, y por ello se lo
recuerda como el dios supremo.
Mono Humano.
Dicen que en lo más profundo de la selva
amazónica existe un animal tan raro que parece una persona muy peluda con
colmillos grandes. Lo llamaron el hombre mono. Este sale a atacar a los
animales parecidos a él, es decir, a todos las especies de simios, incluyendo a
los humanos. Se lo ha visto pocas veces, pocas personas que lo han visto, han
sobrevivido a su ataque y le han contado a su pueblo, propagándose la leyenda
de su existencia de boca en boca. Muchas personas afirman que no existe, pero
no se animan a ir a buscarlo. Muchos otros lo han ido a buscar y no han vuelto
de su búsqueda.
Este animal, según algunos científicos que
creen en la leyenda, busca ser el único con su forma y por eso ataca a los
monos y a los humanos. Los creyentes en él llamaron a la zona donde habita este
monstruo “La Zona Maldita”
porque una vez que se ingresa ahí es muy difícil salir. Hasta ahora no se ha
sabido nada de este animal, pero sería mejor tener precaución.
EL PUENTE
Cuenta la leyenda que en San Salvador Jujuy
había un puente de cien metros de profundidad, rodeado por un bosque. Cuando
los turistas iban a visitar el cerro lindero, tenían que pasar necesariamente
por allí. Dicen que veinte años atrás allí abandonaron a un niño llamado Brian,
de doce años. Lo dejaron allí porque tenía comportamientos raros y no actuaba
como niño normal. Tras el abandono, se dice que el niño hizo un pacto con el
diablo pidiéndole que se vengue de todas las personas que pasen por allí; a
cambio, él le entregaba su alma.
Un
día, por casualidad, su familia (sus padres y sus dos hermanos) pasaba por
allí. Ramón, su padre, bajó para fijarse si había pinchado la rueda. Cuando vio
que todo estaba bien, volvió al auto pero el motor no arrancaba. Entonces mandó
a la esposa a empujar el auto, y vio que detrás de ella se asomaba alguien.
Entonces reaccionó el motor y rápidamente arrancó a toda velocidad, abandonando
a su mujer. Frenó luego de unos metros y no la vio mas: una sombra le había
sacado el alma.
Asustados, siguieron su camino, pero
después de unos metros misteriosamente el auto se quedó sin nafta y sus puertas
se cerraron. Ramón miró hacia atrás y vio a alguien que venía hacia ellos.
Cuando se acercó más, la figura se hizo visible: era el diablo. Ellos rompieron
un vidrio y salieron corriendo de allí. Perdidos en el bosque, se separaron sin
querer. El hijo menor, Damián, se escondió detrás de un árbol porque sintió
risas. Con sus ojos cerrados y llorando, volvió a sentir una risa detrás de él,
se dio vuelta y vio nuevamente al diablo. Al salir corriendo, se encontró con
su hermano Juan y luego con su padre. Llegaron hasta la ruta y un auto frenó
para ayudarlos. Bajó un hombre y le pidieron si podía llevarlos hasta la
ciudad. Cuando llegaron le agradecieron y fueron a comprar pasajes para irse
lejos de allí, a Misiones. Su padre encontró trabajo, Damián y Juan fueron a
una escuela militar. Todos los días recuerdan su aterrador pasado y a su madre.
LA BATALLA DE LAS TRES HERMANAS
Hace muchísimo tiempo, Gisel una heroína
griega descendiente de Zeus fue cuestionada por sus habilidades para reinar un
pueblo llamado Quius. Al querer demostrar cómo podía cuidar su pueblo, fue en
busca de sus dos hermanas, Soledad (Diosa del fuego) y Ariadna (Diosa del
agua), que habían sido convertidas en piedra por Medusa y cayeron en un
profundo y pétreo sueño tras una batalla por el bien y el mal para proteger su
reino.
La
heroína Gisel llamó al hechicero del pueblo, quien las despertó. Sus hermanas
no la reconocieron, pero Gisel logró que recuperaran la memoria mediante
recuerdos. Cuando Gisel recuperó a sus hermanas, las guió hacia el pueblo que
Medusa había conquistado. En medio de la batalla Ariadna entretuvo a Medusa,
mientras Soledad y Gisel preparaban una estrategia para vencerla. Cuando Medusa
iba a convertir a Ariadna y Gisel en piedra.
Soledad la increpó, diciéndole
que la convierta en piedra a ella y no a sus hermanas.
Cuando Medusa arrojó su rayo contra ella,
Soledad sacó su escudo y logró desviarlos contra Medusa logrando transformarla
en piedra.
El héroe del cielo
Hace miles de años, Yacson, el hijo del
dios Venus, nació para defender a las personas de los monstruos que se
presentaban para destruir al pueblo del norte. Un día surgieron de las sombras
las fuerzas oscuras del dios de los muertos, quien en lugar de atacar a las
personas, atacaba a los dioses del cielo. Entonces, de inmediato llamaron a
Yacson, el único que lo podía derrotar
con su fuerza, su inteligencia y su poder de volar.
Se encontraron y la batalla empezó en las nubes, la pelea duró horas.
Hasta que en un momento el malhechor se descuidó y entonces Yacson con su
espada lo mató, desgarrando su cuello
hasta degollarlo. Se dice que entonces llegó la paz y en el cielo Yacson fue,
desde ese día, el protector.
El libro de la vida
Hace muchos años, en un pueblo muy lejano
de Marruecos, una niña llamada Yamisaind vivía junto con su madre. Cuando ella
tenía tres años, su madre falleció. Desde ese día vivió con su hermana mayor
llamada Ivady. A medida que iba creciendo, escribía en un libro al que llamaba
“EL LIBRO DE LA VIDA”.
Su vida era triste, ella se sentía muy
sola. Hasta que al cumplir los 16,
conoció a un chico llamado Nicsal, con quien viajó a España y llevó su libro.
Caminando junto a la playa, Yamisaind
encontró un collar que parecía ser encantador, pero estaba maldito y era de
mucha mala suerte. A día siguiente se enteró que estaba embarazada. Días
después volvió a su pueblo y le contó a su hermana Ivady la noticia. Meses
después, nació el bebé al que llamó Samir, en quien recayó la maldición del
collar: durante la noche, Samir se convertía en un monstruo, y de día era un
niño normal. Nicsal y Yamisaind trataban de deshacerse del collar pero no
pudieron. Entonces Nicsal se puso el collar, con la esperanza de que la
maldición quedara en él.
Pero Yamisaind no quería que Samir ni Nicsal le pasara eso, entonces escribió en
su libro
lo que tanto deseaba... Al día siguiente se sorprendieron al ver que el
collar se había partido por la mitad. Desde ese día la maldición había desaparecido. Ella miró el
cielo y agradeció a su madre, pues sabía que ella la cuidaba desde allí.
La leyenda del Riachuelo
Hace mucho tiempo había, hacia el año 1408,
cinco tribus charrúas y varios ríos. Pero uno de estos era el de aguas más
puras, el que actualmente es conocido como “EL RIACHUELO”.
Un día, dos de las cinco tribus se pelearon
por el poder del arroyo y estallaron una guerra, que destruía todo lo que había
en su camino.
Por eso, una mañana, un niño llamado
Riachuel le suplicó a sus dioses que dejara de haber guerra. Entonces, justo al atardecer, estas
divinidades lo cubrieron con venenos y otras sustancias tóxicas y le ordenaron
a Riachuel que se tirara al río, si quería lograr la paz de los pueblos.
Así que al anochecer de ese día, el niño se tiró a este arroyo y
lo contaminó, haciendo que éste tuviera un daño que jamás podría repararse.
Cuando las tribus se dieron cuenta de que
el arroyo se había contaminado, detuvieron la guerra y fueron a la búsqueda de
otro río y se mudaron a la zona de Entre Ríos.
Finalmente, al río se lo nombró Riachuelo y
nadie volvió a beber de sus aguas, ya que éstas estaban tubias y eran tóxicas
para la salud de todo ser vivo.
KRATOS
Hace más de quinientos mil años, existió un
dios llamado Kratos. Él defendía a su aldea de cualquier amenaza que anduviera
cerca. Kratos siempre caminaba por las afueras de la aldea. Un día Kratos escuchó un grito pidiendo
auxilio desesperadamente. El dios fue hacia el lugar rápidamente y se encontró
con una mujer que estaba siendo atacada
por un terrorífico monstruo. Kratos luchó con su espada cuerpo a cuerpo con el
monstruo. Después de largas horas de lucha y mucha sangre, Kratos pudo vencer
al monstruo, o al menos eso creyó .Cuando Kratos volteó, el monstruo con sus
últimas fuerzas, lanzó sobre él un poder tan fuerte que lo pudo haber matado.
Pero Kratos se dio la vuelta rápidamente y luego de cubrirse con su escudo,
hizo que el monstruo se matara así mismo .Y así fue como el dios Kratos venció
al malvado monstruo y ahora se recuerda como el defensor de la aldea.
Épsilon
Hace 100 siglos existía un
gran guerrero, que peleó contra miles de criaturas.
Épsilon era adorado por todo
el pueblo griego.
Un día el guerrero escuchó
una voz desesperada pidiendo ayuda. Cuando Épsilon fue al sitio de donde provenía el
grito, se encontró con Fire, el dios del fuego, el cual tenía envidia por el
guerrero. Entonces pelearon a muerte en la lejanía del pueblo. Con su escudo se
cubrió de las llamas, con su espada le cortó un brazo, pero de lo que no se dio
cuenta el héroe, fue que el dios podía regenerar sus extremidades.
La pelea duro varios días,
pero atravesándole su espada en el corazón de Fire murió, provocando una gran
explosión. En ese momento, Épsilon le pidió al dios del agua que apagara las llamas. La trampa de Fire no funcionó,
pero Épsilon murió ahogado. Agradecidos
los pueblerinos lo conmemoraron por su gran
hazaña, nombrando una letra del alfabeto griego con su nombre que
significa “gran guerrero”.
El bicho bolita
Había una vez en un lejano país
vivía una chica llamada Karbat. Ella era
perfecta, hermosa con un cuerpo extraordinario, pero tenía de compinche a una
bruja llamada Namu, quien tenía envidia del cuerpo de Karbat. La joven le tenía
fobia a los insectos. Reiteradas veces y sin que Karbat se diese cuenta, la
bruja hizo muchos intentos para conseguir su objetivo. Un día la bruja hechizó
a una alimaña para que sea venenoso y le
hizo su cena a Karbat colocando entre sus
ingredientes a este bicho. Cuando
Karbat lo comió, sucedió algo terrible: Al día siguiente Karbat era otra: estaba
fea, sus ojos hundidos y los dientes invertidos. Aunque Namu logró afear a su
contrincante, no consiguió su objetivo de obtener su cuerpo. Cuando murió, Karbat
se convirtió en un bicho bolita, que para ocultar su fealdad se enrosca en sí
misma.
Der Verlorene
Sohn (El Hijo Pródigo)
En
tiempos antiguos el dios Xerves, creador del universo, y su hijo el semidiós
Altius vivían, junto a otros dioses, en Hellheim, el palacio de los dioses.
Altius tenía una vida despreocupada y odiaba cumplir con sus deberes divinos.
Pero estos eran demasiado importantes como para ignorarse: mientras Resvert,
uno de los primeros compañeros de su padre, debía controlar el cielo, Altius
tenía que controlar el Infierno e impedir que los demonios, aburridos de
torturar a los condenados, se escapen. No era habitual que intentaran escapar,
pero era mejor mantenerlos vigilados.
En
una de sus rondas diarias alrededor del infierno Altius, divisó una figura
extraña. Al observar detenidamente, descubrió inmediatamente que se trataba de
Basphometh, uno de los demonios que imponía castigos a los culpables de
asesinato que eran enviados al infierno. Al apresurarse a tomarlo por el brazo
para evitar que escapara se dio cuenta de algo: Basphometh no había ofrecido
resistencia alguna, a diferencia de sus anteriores intentos de escape fallidos.
Al Intentar devolverlo al infierno, fue interrumpido por este:
-Si me dejas ir, te ayudaré a asesinar a tu
padre, y compartiremos el poder sobre Hellheim.
Altius,
seducido por las palabras de Basphometh, decidió atentar contra su padre. Al
intentarlo, su padre advirtió las intenciones de su hijo, por lo que ordenó a
sus guardias que lo encerraran hasta que decidiera cómo castigarlo. Al fin resolvió
enviarlo a los confines lejanos de su precioso universo, a la tierra.
Altius
despertó, totalmente aturdido y confundido, en un lugar árido y gris, donde el
olor a muerte y tragedia reinaba en el ambiente. Entonces decidió caminar hasta
lograr encontrar cómo salir de ese horrible lugar, pero al cabo de unos cuantos
kilómetros fue sorprendido por un estridente sonido que nunca había escuchado.
Cuando recorrió con la mirada ese monótono pero terrible paisaje se dio cuenta
de la procedencia del sonido. Era un ave como las que habitaban en Hellheim,
pero muy diferente a la vez. Era de color metálico y planeaba en vez de
revolotear. Altius no sabía de qué se trataba, pero antes de poder averiguarlo fue
atacado por el ave quien, con una ráfaga de proyectiles similares a flechas,
logró desmayarlo.
Altius,
al despertar otra vez aturdido y desorientado, tardó un instante en tener
noción del lugar donde estaba. Era muy similar a los calabozos de Hellheim,
pero con un ambiente de dolor y deseperación absoluta. Estaba en una habitación
con barrotes, que daba a una sala principal: un laboratorio. Pudo observar
banderas rojas, con símbolos extraños en el centro, colgadas de las paredes, y
una especie de afiche que decía:
“Allgemeine Labor-Bergen-Belsen. Polen, 1942. Es lebe der Führer”
Logró divisar que no era el único prisionero
del lugar. De hecho, había cientos de celdas con prisioneros, presas de los
crueles experimentos del “Dämon der Punk-Schnurrhaare” y las SS. Altius se encontraba, sin saberlo, en uno de los
mayores genocidios de la raza humana, creaciones de su padre que él ignoraba.
Luego de un forcejeo
prolongado, y la matanza de todos los guardias presentes en el laboratorio,
Altius logró liberarse y también
liberar a los demás prisioneros. Pero, luego de que todos los prisioneros
lograran salir, Altius se dio cuenta de un hecho lúgubre.
Alguien
lo observaba, con ojos furiosos y amenazantes, y una cara digna de cualquier
dictador. Pero éste no era un humano como cualquier otro, algo de lo que Altius
se dio cuenta enseguida. Este era Basphometh, causante de todo el sufrimiento
soportado por Altius y los prisioneros de la Alemania Nazi. El semidiós,
totalmente alterado y desequilibrado atacó al sádico demonio, pero era
demasiado tarde. Una afilada daga atravesaba el corazón de Altius y sus
agonizantes gritos de dolor se mezclaban con la macabra risa de Basphometh.
Al
enterarse de la muerte de su hijo, Xerves, incontrolable, bajó a la tierra para
encontrarse con Bahometh, su asesino.
-¿Quieres
decir algo antes de morir?- preguntó Xerves.
-Tu
arrogante hijo merecía sufrir, al igual que todos los judíos y negros
inferiores que liberó- respondió Basphometh, antes de que su macabra risa fuera
detenida por el puño de Xerves, atravesando su cráneo.
Santiago y Pablo
Hace mucho tiempo nacieron dos
niños, uno se llamaba Santiago y el otro Pablo. Cada uno tenía un poder:
Santiago el del hielo y Pablo el del fuego.
Muchos años después, los hermanos se pelearon. Santiago enojado tiraba
hielo para todos lados y Pablo, fuego. Cada vez que chocaban hielo y fuego se
producía una explosión. Hasta que una bola de hielo y otra de fuego cayeron
precipitadamente por los aires hasta la cueva de Trol, gigante que dominaba en
el Valle de la Muerte. El
gigante enojado gritó “¿Quién ha hecho esto?”, y entonces vio a los dos
hermanos peleándose. Cuando amenazó con matarlos, Pablo y Santiago comenzaron a
reir a carcajadas. Con su enorme mano Trol le aplastó la cabeza a Santiago, y
Pablo lo defendió: “No te metas con mi hermano”, le dijo a Trol. Luego le dio
la mano y lo ayudó a levantarse. Entonces los hermanos se unieron y juntos, con
sus poderes, lograron derrotar al gigante. Los hermanos no deben pelear y, el
que tiene un poder, lo debe usar para el bien, no para el mal.
Paruzu
Paruzu era un indígena que vivía en el Bolsón. Un día soleado decidió ir
a caminar en busca de comida con su amigo Isidro, con quien compartía una gran
amistad. Caminaron un largo trecho hasta un lago donde se encontraron con una
especie de monstruo. Al acercarse, el monstruo miró a los jóvenes y les dijo:
-
¿Qué hacen en mi zona?
-
Vinimos en busca de alimentos y a refrescarnos.
-
No pueden tomar nada que sea de mi zona.
-
Sólo queremos algunas frutas – respondió Paruzu - ¿Habrá
alguna forma de negociar? Aunque sea un chapuzón…
-
Bueno… – pensó el monstruo unos instantes y contestó: –
Jugaremos a tirar piedras al lago. Quien tire más lejos, gana.
Y jugaron durante más de dos
horas, hasta que Paruzu ganó. El monstruo, triste por su derrota, confesó
“Siempre pierdo, por eso no tengo amigos”. Entonces Paruzu le dijo que ellos
podrían ser sus amigos, si él aceptara convidarles frutas. Pasada toda una
tarde juntos, Paruzu le preguntó:
-
¿Cómo te llamas?
-
No tengo nombre – respondió el monstruo.
-
Te pondremos uno: ¿qué tal Huapi? – dijo Isidro.
-
A mí me gustaría llamarte Nahuel – dijo Paruzu.
Finalmente acordaron que se llamara Nahuel Huapi y cariñosamente lo
apodaron “Nahuelito”. Esos fueron sus únicos amigos y cuando ya no volvieron a
visitarlo, volvió a esconderse para siempre en las profundidades del lago.
Bianca
Hace mucho tiempo atrás, las plantas no
tenían flores. Era cuando vivía en el Norte de nuestra provincia una hermosa
niña llamada Bianca, que tenía unos bellos y redondos ojos negros y pelo
amarillo, casi naranja.
Una tarde de tormenta, cuando los
relámpagos iluminaban todo el pueblo, Joel, el relámpago más furioso y gruñón,
vio a la niña asomada detrás del árbol. Pero como estaba asustada, sola y lejos
de su casa, Joel pensó que no tenía familia y la llevó con él.
Joel estaba muy enamorado de Bianca, pero
como era muy gruñón, la niña no lo quería. Entonces como castigo la encerró en
una grieta de hielo, allá en la cordillera. Cuando Joel quiso levantarle el
castigo, ya era tarde, la niña había muerto de tristeza y se había convertido
en hielo.
El gruñón relámpago lloró tantas lágrimas
de fuego que los hielos se derritieron y se convirtieron en agua, junto con
Bianca. Ambas llegaron a los valles, que quedaron empapados con su belleza.
Al llegar los primeros soles de primavera,
el corazón de Bianca quería sentir el calor y ver la luz del sol. Se le ocurrió
que trepando por las plantas lo podría hacer, y así Joel no la descubriría.
Asomó su colorida cabellera en formas de pétalos hasta las puntas de las ramas.
Y así nacieron las flores y los valles se vieron para siempre más alegres y
coloridos.
Chipé y Chipá
En un pueblo llamado Pumay, vivían hace
miles de años Chipé y Chipá, que eran descendientes del dios Aotó. El pueblo
vivía en completa oscuridad y le temían a las sombras de la noche. Chipé y
Chipá amaban tanto a su pueblo que no querían que sus hermanos sufrieran tanto
por el temor. Así que pensaron juntos qué podían hacer. ¡No se les ocurría
nada! Y pusieron tanta fuerza en el pensamiento que una enorme gota de luz
surgió de la cabeza de Chipá y otra enorme gota de la cabeza de Chipé, pero
esta vez era de una especie de metal plateado, que se iluminaba con el reflejo
de Chipá. Las dos gotas crecieron, mientras se elevaban al oscuro cielo,
dándole así la claridad que tanto deseaba el pueblo. Esas dos gotas fueron el
sol y la luna; al principio estaban juntos como hermanos, uno al lado del otro.
Pero para que hubiera luz durante todo el día, la gota más brillante se quedó
iluminando el día y la plateada durante la noche.
Los dos últimos dioses
Hace ya más de diez mil años, los dioses abundaban.
Hoy sólo quedan dos, llamados Napoleon y Salmons, adorados por la tribu mapuche desde hace siglos.
Hoy
muy pocos mapuches creen en los dioses; sólo algunos de los aborígenes más ancianos perpetúan
estas creencias y se han encargado de contar la historia de Los dos últimos dioses.
Napoleon fue el encargado de terminar de crear el
mundo, pero como siempre existe un rival, y ese es Salmons, este se ha empeñado
en destruir lo que sus ancestros han construido. Entonces fue cuando empezó la
rivalidad entre los dos dises: es por eso que el mundo se está destruyendo poco
a poco, con los terremotos, huracanes, guerras y todas las catástrofes del
mundo es lo que provoca el odio entre Napoleon y Salmons.
Cuando se dieron cuenta que no servía de nada la
rivalidad entre ellos, decidieron reparar el daño que habían hecho. Pero ya era
demasiado tarde, porque a hora la rivalidad es la de los seres humanos entre ellos.
Es por eso que no hay un final para las catástrofes naturales que provocamos
nosotros mismos con las contaminaciones que realizamos.
A hora solo queda esperar el "Apocalipsis" pronosticado
por los dioses.
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