Bienvenidos a Destrabalenguas

Este blog de Lengua y Literatura ha sido creado para alumnos de primero y segundo año del Colegio Técnico 707 y para todos aquellos que quieran compartir este espacio, cuya finalidad no es nada más ni nada menos que comunicarnos. La excusa: compartir actividades de escritura, lecturas, videos e imágenes que nos despierten ideas, opiniones y sentimientos, dignos de ser compartidos a través de la escritura.
Además, tendremos un espacio especial para compartir enlaces referidos al área de Lengua y sus contenidos, realizar ejercicios y despejar las dudas que surjan dentro y fuera del aula. ¡Bienvenidos!
Prof. Silvia Almada - Prof. Constanza Molina



martes, 29 de noviembre de 2011

MITOS Y LEYENDAS


 Aquí les presentamos una serie de mitos y leyendas escritos por los alumnos de Primer Año. Espero que los disfruten. Agradezco especialmente a los alumnos de Primero E, que ayudaron a tipearlos. 
JUEGO SINIESTRO
Hace unos años en Sampetesburgo, Rusia, un joven tenía el vicio de las apuestas. Pero como no tenía mucho dinero, recurría a los préstamos. Luego de cuatro o cinco semanas de haber pedido su último préstamo y no pagar sus deudas, lo fueron a buscar… Él desesperado… con miedo a morir por no tener el dinero que le exigían, decidió llamar a su amigo Iván. Cuando éste acudió al lugar donde se encontraba el joven apostador, ya era tarde: lo encontró con la cara desfigurada, repleta de sangre y ya sin pulso. Con el alma vacía, había perdido su última apuesta…
Pasaron  unas cuantas semanas e Iván no había dicho ni una sola palabra de lo sucedido. El cadáver putrefacto y oloroso se levantaba como un muerto viviente. El zombi empezó a caminar y, poco a poco, a razonar. Llamó a su amigo y con mucha dificultad le dijo: “Ven a mi casa lo más rápido posible”. Iván, asustado y al mismo tiempo intrigado por saber que pasaba, fue a encontrarse con él. Luego de conversar un largo rato, comenzaron a planear la estrategia para venganza. Observaban bien al enemigo… hasta que llegó el momento del ataque. Luego de dos horas de intensos tiroteos, Iván y el zombi al fin salieron vivos… en realidad, casi vivos.
El zombi por segunda vez, con su venganza cumplida se despide de Iván, quien creyó que por fin había muerto, tranquilo y sin vida definitivamente… Pero dicen en aquel lugar que todas las noches aparece, ofreciendo siniestras apuestas a los caminantes.

         LA LEYENDA DEL PICAFLOR
Hace muchos años existía una aldea una aldea, ubicada en el centro de la Selva Misionera, donde vivía el joven THORU. Se lo conocía por su experiencia y virtudes en la conquista de mujeres. Era un joven muy alto, fornido y muy encantador, tanto que todas las mujeres lo querían como amante, y él nunca se echaba atrás. La noche era su aliada, en ella él recorría hasta más de tres chozas dejando conformes a sus amantes. Pero cierto día Thoru se enamoró muy profundamente de una mujer que estaba casada con el cacique de la tribu. Y ella también se enamoró de él. Era tanto su amor por ella que dejó de visitar las otras chozas. Ellos trataban de estar todo el tiempo juntos, pero siempre a escondidas.
Un día el cacique sintió rumores de las andanzas de Thoru con su esposa. Desde entonces la vigilaba todo el tiempo, no la dejaba ni a sol ni a sombra. Para evitar el peligro de ser vistos, los amantes se encontraron una noche a las orillas del Rio Carhuaz.  En un inesperado momento apareció el cacique, quien los descubrió y, sin vacilar, reaccionó de una forma violenta arrojando su lanza contra Thoru, pero sin darse cuenta que caería en el corazón de su esposa. Thoru se desvaneció en lágrimas cayendo arrodillado de pena. El cacique aprovechó ese momento para atarle las manos como un prisionero.
Al día siguiente el cacique, envenenado de ira, dio muerte a Thoru ahorcándolo en un árbol. El cacique se fue del lugar para que se muera solitario. En ese instante, empezaron a  salir destellos de luz de su cuerpo, desvaneciéndolo y apareciendo en su lugar un pájaro hermoso, con muchos colores y pequeño. Este  fue el primer Picaflor.

MANFRED, EL HÉROE                                                                                                                
Hace mucho, en la época de mis abuelos, Manfred era un héroe muy fuerte que arriesgaba su vida para salvar personas. Tenía dos vidas: la de un héroe y la de una persona normal. Cuando era niño sus padres fueron asesinados por tener deudas con la mafia, quien los mató enfrente de su casa.
Desde entonces se convirtió en un héroe. Tenía súper fuerza  y el poder de volar.  Cuando presentía peligro de inmediato se transformaba y salía rapidísimo a cumplir con su misión: salvar a los ciudadanos de Witwinwik. Para poder hacer que la ciudad y los ciudadanos no estuvieran en peligro, debía luchar contra Renegando, quien siempre ocasionaba disturbios y caos en la ciudad; pero su gran objetivo era matarlo para vengar a sus padres.
Cierto día algo extraño cayó del cielo  y luego empezó a transformarse en un gran monstruo. Desgraciadamente él no pudo derrotarlo y murió en el acto. Todos los ciudadanos comenzaron a llorar mientras sus enemigos se alegraban y reían. Pero, en ese momento, Manfred se convirtió en la estatua de un tigre, que cuando el mal asechaba, se convertía en un tigre real y así siguió defendiendo a su pueblo de cualquier mal.

El encuentro de los hermanos
Hace millones de años nacieron dos hermanos gemelos. A uno los llamaron Androber y al otro “JR”. A Androber  no lo querían porque era feo, tenía cara de deforme y un brazo más largo que el otro. Sus padres decidieron mandarlo a otro planeta, haciendo un ritual para invocar la ayuda del dios Ezfratupi. Androber fue creciendo solitario. Después de muchos años, un día se encontró al dios y le pidió si le podía mostrar su pasado. El monstruoso Androber vio lo que le habían hecho y decidió volver a la Tierra. Cuando llegó, supo que su hermano JR era un héroe en la Tierra. JR de repente vio a un monstro que estaba matando a sus padres. Era Androber, quien al ver a su hermano y le lanzó una roca. Pero JR le cortó el brazo con su cuchillo y luego la cabeza. Así, Androber murió. Pero inmediatamente luego de su muerte, Ezfratupi provocó un terremoto que destruyó todo el mundo. El único sobreviviente fue JR, quien reconstruyó todo el mundo, y por ello se lo recuerda como el dios supremo.
                                  Mono Humano.
Dicen que en lo más profundo de la selva amazónica existe un animal tan raro que parece una persona muy peluda con colmillos grandes. Lo llamaron el hombre mono. Este sale a atacar a los animales parecidos a él, es decir, a todos las especies de simios, incluyendo a los humanos. Se lo ha visto pocas veces, pocas personas que lo han visto, han sobrevivido a su ataque y le han contado a su pueblo, propagándose la leyenda de su existencia de boca en boca. Muchas personas afirman que no existe, pero no se animan a ir a buscarlo. Muchos otros lo han ido a buscar y no han vuelto de su búsqueda.
Este animal, según algunos científicos que creen en la leyenda, busca ser el único con su forma y por eso ataca a los monos y a los humanos. Los creyentes en él llamaron a la zona donde habita este monstruo “La Zona Maldita” porque una vez que se ingresa ahí es muy difícil salir. Hasta ahora no se ha sabido nada de este animal, pero sería mejor tener precaución.
                                  EL PUENTE
Cuenta la leyenda que en San Salvador Jujuy había un puente de cien metros de profundidad, rodeado por un bosque. Cuando los turistas iban a visitar el cerro lindero, tenían que pasar necesariamente por allí. Dicen que veinte años atrás allí abandonaron a un niño llamado Brian, de doce años. Lo dejaron allí porque tenía comportamientos raros y no actuaba como niño normal. Tras el abandono, se dice que el niño hizo un pacto con el diablo pidiéndole que se vengue de todas las personas que pasen por allí; a cambio, él le entregaba su alma.
 Un día, por casualidad, su familia (sus padres y sus dos hermanos) pasaba por allí. Ramón, su padre, bajó para fijarse si había pinchado la rueda. Cuando vio que todo estaba bien, volvió al auto pero el motor no arrancaba. Entonces mandó a la esposa a empujar el auto, y vio que detrás de ella se asomaba alguien. Entonces reaccionó el motor y rápidamente arrancó a toda velocidad, abandonando a su mujer. Frenó luego de unos metros y no la vio mas: una sombra le había sacado el alma.
Asustados, siguieron su camino, pero después de unos metros misteriosamente el auto se quedó sin nafta y sus puertas se cerraron. Ramón miró hacia atrás y vio a alguien que venía hacia ellos. Cuando se acercó más, la figura se hizo visible: era el diablo. Ellos rompieron un vidrio y salieron corriendo de allí. Perdidos en el bosque, se separaron sin querer. El hijo menor, Damián, se escondió detrás de un árbol porque sintió risas. Con sus ojos cerrados y llorando, volvió a sentir una risa detrás de él, se dio vuelta y vio nuevamente al diablo. Al salir corriendo, se encontró con su hermano Juan y luego con su padre. Llegaron hasta la ruta y un auto frenó para ayudarlos. Bajó un hombre y le pidieron si podía llevarlos hasta la ciudad. Cuando llegaron le agradecieron y fueron a comprar pasajes para irse lejos de allí, a Misiones. Su padre encontró trabajo, Damián y Juan fueron a una escuela militar. Todos los días recuerdan su aterrador pasado y a su madre.

                 LA BATALLA DE LAS TRES HERMANAS     
Hace muchísimo tiempo, Gisel una heroína griega descendiente de Zeus fue cuestionada por sus habilidades para reinar un pueblo llamado Quius. Al querer demostrar cómo podía cuidar su pueblo, fue en busca de sus dos hermanas, Soledad (Diosa del fuego) y Ariadna (Diosa del agua), que habían sido convertidas en piedra por Medusa y cayeron en un profundo y pétreo sueño tras una batalla por el bien y el mal para proteger su reino.
 La heroína Gisel llamó al hechicero del pueblo, quien las despertó. Sus hermanas no la reconocieron, pero Gisel logró que recuperaran la memoria mediante recuerdos. Cuando Gisel recuperó a sus hermanas, las guió hacia el pueblo que Medusa había conquistado. En medio de la batalla Ariadna entretuvo a Medusa, mientras Soledad y Gisel preparaban una estrategia para vencerla. Cuando Medusa iba a convertir a Ariadna y Gisel en piedra.  Soledad la increpó,  diciéndole que la convierta en piedra a ella y no a sus hermanas.
 Cuando Medusa arrojó su rayo contra ella, Soledad sacó su escudo y logró desviarlos contra Medusa logrando transformarla en piedra.
 

El héroe del cielo
Hace miles de años, Yacson, el hijo del dios Venus, nació para defender a las personas de los monstruos que se presentaban para destruir al pueblo del norte. Un día surgieron de las sombras las fuerzas oscuras del dios de los muertos, quien en lugar de atacar a las personas, atacaba a los dioses  del  cielo. Entonces, de inmediato llamaron a Yacson, el  único que lo podía derrotar con su  fuerza, su  inteligencia y su  poder de volar.
Se encontraron y la batalla  empezó en las nubes, la pelea duró horas. Hasta que en un momento el malhechor se descuidó y entonces Yacson con su espada lo mató, desgarrando  su cuello hasta degollarlo. Se dice que entonces llegó la paz y en el cielo Yacson fue, desde ese día, el protector.

El libro de la vida
Hace muchos años, en un pueblo muy lejano de Marruecos, una niña llamada Yamisaind vivía junto con su madre. Cuando ella tenía tres años, su madre falleció. Desde ese día vivió con su hermana mayor llamada Ivady. A medida que iba creciendo, escribía en un libro al que llamaba “EL LIBRO DE LA VIDA”. Su vida era triste, ella se  sentía muy sola. Hasta que  al cumplir los 16, conoció a un chico llamado Nicsal, con quien viajó a España y llevó su libro.
Caminando junto a la playa, Yamisaind encontró un collar que parecía ser encantador, pero estaba maldito y era de mucha mala suerte. A día siguiente se enteró que estaba embarazada. Días después volvió a su pueblo y le contó a su hermana Ivady la noticia. Meses después, nació el bebé al que llamó Samir, en quien recayó la maldición del collar: durante la noche, Samir se convertía en un monstruo, y de día era un niño normal. Nicsal y Yamisaind trataban de deshacerse del collar pero no pudieron. Entonces Nicsal se puso el collar, con la esperanza de que la maldición quedara en él.
Pero Yamisaind no quería que Samir  ni Nicsal le pasara eso, entonces escribió en su  libro  lo que tanto deseaba... Al día siguiente se sorprendieron al ver que el collar se había partido por la mitad. Desde ese día  la maldición había desaparecido. Ella miró el cielo y agradeció a su madre, pues sabía que ella la cuidaba desde allí.

La leyenda del Riachuelo
Hace mucho tiempo había, hacia el año 1408, cinco tribus charrúas y varios ríos. Pero uno de estos era el de aguas más puras, el que actualmente es conocido como “EL RIACHUELO”.
Un día, dos de las cinco tribus se pelearon por el poder del arroyo y estallaron una guerra, que destruía todo lo que había en su camino.
Por eso, una mañana, un niño llamado Riachuel le suplicó a sus dioses que dejara de haber  guerra. Entonces, justo al atardecer, estas divinidades lo cubrieron con venenos y otras sustancias tóxicas y le ordenaron a Riachuel que se tirara al río, si quería lograr la paz de los pueblos.
Así que al anochecer  de ese día, el niño se tiró a este arroyo y lo contaminó, haciendo que éste tuviera un daño que jamás podría repararse.
Cuando las tribus se dieron cuenta de que el arroyo se había contaminado, detuvieron la guerra y fueron a la búsqueda de otro río y se mudaron a la zona de Entre Ríos.
Finalmente, al río se lo nombró Riachuelo y nadie volvió a beber de sus aguas, ya que éstas estaban tubias y eran tóxicas para la salud de todo ser vivo.

KRATOS
Hace más de quinientos mil años, existió un dios llamado Kratos. Él defendía a su aldea de cualquier amenaza que anduviera cerca. Kratos siempre caminaba por las afueras de la aldea.  Un día Kratos escuchó un grito pidiendo auxilio desesperadamente. El dios fue hacia el lugar rápidamente y se encontró con  una mujer que estaba siendo atacada por un terrorífico monstruo. Kratos luchó con su espada cuerpo a cuerpo con el monstruo. Después de largas horas de lucha y mucha sangre, Kratos pudo vencer al monstruo, o al menos eso creyó .Cuando Kratos volteó, el monstruo con sus últimas fuerzas, lanzó sobre él un poder tan fuerte que lo pudo haber matado. Pero Kratos se dio la vuelta rápidamente y luego de cubrirse con su escudo, hizo que el monstruo se matara así mismo .Y así fue como el dios Kratos venció al malvado monstruo y ahora se recuerda como el defensor de la aldea.

   Épsilon
Hace 100 siglos existía un gran guerrero, que peleó contra miles de criaturas.
Épsilon era adorado por todo el pueblo griego.
Un día el guerrero escuchó una voz desesperada  pidiendo ayuda. Cuando  Épsilon fue al sitio de donde provenía el grito, se encontró con Fire, el dios del fuego, el cual tenía envidia por el guerrero. Entonces pelearon a muerte en la lejanía del pueblo. Con su escudo se cubrió de las llamas, con su espada le cortó un brazo, pero de lo que no se dio cuenta el héroe, fue que el dios podía regenerar sus extremidades.
La pelea duro varios días, pero atravesándole su espada en el corazón de Fire murió, provocando una gran explosión. En ese momento, Épsilon le pidió al dios del agua que apagara  las llamas. La trampa de Fire no funcionó, pero Épsilon murió ahogado.  Agradecidos los pueblerinos lo conmemoraron por su gran  hazaña, nombrando una letra del alfabeto griego con su nombre que significa “gran guerrero”.

            El bicho bolita
Había una vez en un lejano país vivía una chica llamada Karbat.  Ella era perfecta, hermosa con un cuerpo extraordinario, pero tenía de compinche a una bruja llamada Namu, quien tenía envidia del cuerpo de Karbat. La joven le tenía fobia a los insectos. Reiteradas veces y sin que Karbat se diese cuenta, la bruja hizo muchos intentos para conseguir su objetivo. Un día la bruja hechizó a una alimaña  para que sea venenoso y le hizo su cena a Karbat colocando entre sus  ingredientes a este  bicho. Cuando Karbat lo comió, sucedió algo terrible: Al día siguiente Karbat era otra: estaba fea, sus ojos hundidos y los dientes invertidos. Aunque Namu logró afear a su contrincante, no consiguió su objetivo de obtener su cuerpo. Cuando murió, Karbat se convirtió en un bicho bolita, que para ocultar su fealdad se enrosca en sí misma. 


Der Verlorene Sohn (El Hijo Pródigo)
En tiempos antiguos el dios Xerves, creador del universo, y su hijo el semidiós Altius vivían, junto a otros dioses, en Hellheim, el palacio de los dioses. Altius tenía una vida despreocupada y odiaba cumplir con sus deberes divinos. Pero estos eran demasiado importantes como para ignorarse: mientras Resvert, uno de los primeros compañeros de su padre, debía controlar el cielo, Altius tenía que controlar el Infierno e impedir que los demonios, aburridos de torturar a los condenados, se escapen. No era habitual que intentaran escapar, pero era mejor mantenerlos vigilados.
En una de sus rondas diarias alrededor del infierno Altius, divisó una figura extraña. Al observar detenidamente, descubrió inmediatamente que se trataba de Basphometh, uno de los demonios que imponía castigos a los culpables de asesinato que eran enviados al infierno. Al apresurarse a tomarlo por el brazo para evitar que escapara se dio cuenta de algo: Basphometh no había ofrecido resistencia alguna, a diferencia de sus anteriores intentos de escape fallidos. Al Intentar devolverlo al infierno, fue interrumpido por este:
    -Si me dejas ir, te ayudaré a asesinar a tu padre, y compartiremos el poder sobre Hellheim.
Altius, seducido por las palabras de Basphometh, decidió atentar contra su padre. Al intentarlo, su padre advirtió las intenciones de su hijo, por lo que ordenó a sus guardias que lo encerraran hasta que decidiera cómo castigarlo. Al fin resolvió enviarlo a los confines lejanos de su precioso universo, a la tierra.
Altius despertó, totalmente aturdido y confundido, en un lugar árido y gris, donde el olor a muerte y tragedia reinaba en el ambiente. Entonces decidió caminar hasta lograr encontrar cómo salir de ese horrible lugar, pero al cabo de unos cuantos kilómetros fue sorprendido por un estridente sonido que nunca había escuchado. Cuando recorrió con la mirada ese monótono pero terrible paisaje se dio cuenta de la procedencia del sonido. Era un ave como las que habitaban en Hellheim, pero muy diferente a la vez. Era de color metálico y planeaba en vez de revolotear. Altius no sabía de qué se trataba, pero antes de poder averiguarlo fue atacado por el ave quien, con una ráfaga de proyectiles similares a flechas, logró desmayarlo.
Altius, al despertar otra vez aturdido y desorientado, tardó un instante en tener noción del lugar donde estaba. Era muy similar a los calabozos de Hellheim, pero con un ambiente de dolor y deseperación absoluta. Estaba en una habitación con barrotes, que daba a una sala principal: un laboratorio. Pudo observar banderas rojas, con símbolos extraños en el centro, colgadas de las paredes, y una especie de afiche que decía: 
Allgemeine Labor-Bergen-Belsen. Polen, 1942. Es lebe der Führer”
Logró divisar que no era el único prisionero del lugar. De hecho, había cientos de celdas con prisioneros, presas de los crueles experimentos del “Dämon der Punk-Schnurrhaare” y las SS. Altius se encontraba, sin saberlo, en uno de los mayores genocidios de la raza humana, creaciones de su padre que él ignoraba.
Luego de un forcejeo prolongado, y la matanza de todos los guardias presentes en el laboratorio, Altius logró liberarse y también liberar a los demás prisioneros. Pero, luego de que todos los prisioneros lograran salir, Altius se dio cuenta de un hecho lúgubre.
Alguien lo observaba, con ojos furiosos y amenazantes, y una cara digna de cualquier dictador. Pero éste no era un humano como cualquier otro, algo de lo que Altius se dio cuenta enseguida. Este era Basphometh, causante de todo el sufrimiento soportado por Altius y los prisioneros de la Alemania Nazi. El semidiós, totalmente alterado y desequilibrado atacó al sádico demonio, pero era demasiado tarde. Una afilada daga atravesaba el corazón de Altius y sus agonizantes gritos de dolor se mezclaban con la macabra risa de Basphometh.
Al enterarse de la muerte de su hijo, Xerves, incontrolable, bajó a la tierra para encontrarse con Bahometh, su asesino.
-¿Quieres decir algo antes de morir?- preguntó Xerves.
-Tu arrogante hijo merecía sufrir, al igual que todos los judíos y negros inferiores que liberó- respondió Basphometh, antes de que su macabra risa fuera detenida por el puño de Xerves, atravesando su cráneo.
  

Santiago y Pablo
Hace mucho  tiempo nacieron dos niños, uno se llamaba Santiago y el otro Pablo. Cada uno tenía un poder: Santiago el del hielo y Pablo el del fuego.
Muchos años después, los hermanos se pelearon. Santiago enojado tiraba hielo para todos lados y Pablo, fuego. Cada vez que chocaban hielo y fuego se producía una explosión. Hasta que una bola de hielo y otra de fuego cayeron precipitadamente por los aires hasta la cueva de Trol, gigante que dominaba en el Valle de la Muerte. El gigante enojado gritó “¿Quién ha hecho esto?”, y entonces vio a los dos hermanos peleándose. Cuando amenazó con matarlos, Pablo y Santiago comenzaron a reir a carcajadas. Con su enorme mano Trol le aplastó la cabeza a Santiago, y Pablo lo defendió: “No te metas con mi hermano”, le dijo a Trol. Luego le dio la mano y lo ayudó a levantarse. Entonces los hermanos se unieron y juntos, con sus poderes, lograron derrotar al gigante. Los hermanos no deben pelear y, el que tiene un poder, lo debe usar para el bien, no para el mal.

Paruzu
Paruzu era un indígena que vivía en el Bolsón. Un día soleado decidió ir a caminar en busca de comida con su amigo Isidro, con quien compartía una gran amistad. Caminaron un largo trecho hasta un lago donde se encontraron con una especie de monstruo. Al acercarse, el monstruo miró a los jóvenes y les dijo:
-         ¿Qué hacen en mi zona?
-         Vinimos en busca de alimentos y a refrescarnos.
-         No pueden tomar nada que sea de mi zona.
-         Sólo queremos algunas frutas – respondió Paruzu - ¿Habrá alguna forma de negociar? Aunque sea un chapuzón…
-         Bueno… – pensó el monstruo unos instantes y contestó: – Jugaremos a tirar piedras al lago. Quien tire más lejos, gana.
Y  jugaron durante más de dos horas, hasta que Paruzu ganó. El monstruo, triste por su derrota, confesó “Siempre pierdo, por eso no tengo amigos”. Entonces Paruzu le dijo que ellos podrían ser sus amigos, si él aceptara convidarles frutas. Pasada toda una tarde juntos, Paruzu le preguntó:
-         ¿Cómo te llamas?
-         No tengo nombre – respondió el monstruo.
-         Te pondremos uno: ¿qué tal Huapi? – dijo Isidro.
-         A mí me gustaría llamarte Nahuel – dijo Paruzu.
Finalmente acordaron que se llamara Nahuel Huapi y cariñosamente lo apodaron “Nahuelito”. Esos fueron sus únicos amigos y cuando ya no volvieron a visitarlo, volvió a esconderse para siempre en las profundidades del lago.

Bianca
Hace mucho tiempo atrás, las plantas no tenían flores. Era cuando vivía en el Norte de nuestra provincia una hermosa niña llamada Bianca, que tenía unos bellos y redondos ojos negros y pelo amarillo, casi naranja.
Una tarde de tormenta, cuando los relámpagos iluminaban todo el pueblo, Joel, el relámpago más furioso y gruñón, vio a la niña asomada detrás del árbol. Pero como estaba asustada, sola y lejos de su casa, Joel pensó que no tenía familia y la llevó con él.
Joel estaba muy enamorado de Bianca, pero como era muy gruñón, la niña no lo quería. Entonces como castigo la encerró en una grieta de hielo, allá en la cordillera. Cuando Joel quiso levantarle el castigo, ya era tarde, la niña había muerto de tristeza y se había convertido en hielo.
El gruñón relámpago lloró tantas lágrimas de fuego que los hielos se derritieron y se convirtieron en agua, junto con Bianca. Ambas llegaron a los valles, que quedaron empapados con su belleza.
Al llegar los primeros soles de primavera, el corazón de Bianca quería sentir el calor y ver la luz del sol. Se le ocurrió que trepando por las plantas lo podría hacer, y así Joel no la descubriría. Asomó su colorida cabellera en formas de pétalos hasta las puntas de las ramas. Y así nacieron las flores y los valles se vieron para siempre más alegres y coloridos.

Chipé y Chipá
En un pueblo llamado Pumay, vivían hace miles de años Chipé y Chipá, que eran descendientes del dios Aotó. El pueblo vivía en completa oscuridad y le temían a las sombras de la noche. Chipé y Chipá amaban tanto a su pueblo que no querían que sus hermanos sufrieran tanto por el temor. Así que pensaron juntos qué podían hacer. ¡No se les ocurría nada! Y pusieron tanta fuerza en el pensamiento que una enorme gota de luz surgió de la cabeza de Chipá y otra enorme gota de la cabeza de Chipé, pero esta vez era de una especie de metal plateado, que se iluminaba con el reflejo de Chipá. Las dos gotas crecieron, mientras se elevaban al oscuro cielo, dándole así la claridad que tanto deseaba el pueblo. Esas dos gotas fueron el sol y la luna; al principio estaban juntos como hermanos, uno al lado del otro. Pero para que hubiera luz durante todo el día, la gota más brillante se quedó iluminando el día y la plateada durante la noche.

          Los dos últimos dioses         
Hace ya más de diez mil años, los dioses abundaban. Hoy sólo quedan dos, llamados Napoleon y Salmons, adorados por la tribu mapuche desde hace siglos.
Hoy muy pocos mapuches creen en los dioses; sólo algunos de los aborígenes más ancianos perpetúan estas creencias y se han encargado de contar la historia de Los dos últimos dioses.
Napoleon fue el encargado de terminar de crear el mundo, pero como siempre existe un rival, y ese es Salmons, este se ha empeñado en destruir lo que sus ancestros han construido. Entonces fue cuando empezó la rivalidad entre los dos dises: es por eso que el mundo se está destruyendo poco a poco, con los terremotos, huracanes, guerras y todas las catástrofes del mundo es lo que provoca el odio entre Napoleon y Salmons.
Cuando se dieron cuenta que no servía de nada la rivalidad entre ellos, decidieron reparar el daño que habían hecho. Pero ya era demasiado tarde, porque a hora la rivalidad es la de los seres humanos entre ellos. Es por eso que no hay un final para las catástrofes naturales que provocamos nosotros mismos con las contaminaciones que realizamos.
A hora solo queda esperar el "Apocalipsis" pronosticado por los dioses.




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